A pesar de que cada vez existe mayor conciencia de la importancia de la salud mental, sigue siendo muchas veces un tabú hablar de depresión postparto. Existe mucha culpa asociada a este diagnóstico, ya que aún nuestra sociedad tiene una visión idealizada de la maternidad y a las mujeres se nos impone un “deber ser”. Como me dijo una vez una consultante “la maternidad tiene que ser rosada, llena de amor, y si no, te sientes que no eres parte, que eres mala madre”. Aún sigue siendo mucho el peso de lo que significa ser una “buena” o una “mala madre”, no aceptándose las ambivalencias propias del puerperio.


En los meses posteriores al postparto las mujeres somos particularmente vulnerables desde el punto de vista psíquico. El postparto es un periodo de muchos cambios: hormonales, psíquicos, físicos y de vínculos relevantes. Hay cambios en la vida cotidiana, en la relación de pareja, en la funcionalidad, con múltiples exigencias que se enfrentan en un corto periodo de tiempo.


Estudios nacionales muestran que al menos el 40% de las madres sufre síntomas
depresivo-ansiosos inespecíficos durante ese período y que un 10 a 15% desarrolla una depresión postparto (Jadresic, 2007). Sus síntomas son similares a los que se presentan en depresiones en otras etapas de la vida, pero puede manifestar síntomas particulares como rechazo al bebé, dificultad o miedo a hacerse cargo de su cuidado, o existir fantasías o temor de hacerle daño. Esto puede volver a las madres menos responsivas a sus hijos o también volverse muy sobreprotectoras. Estos síntomas causan en general gran angustia, alimentan las ideas de culpa y muchas veces avergüenzan a las mujeres, llevándolas a no consultar por temor a ser juzgadas. En casos más graves pueden existir ideas de muerte. La gran mayoría de los casos de depresión postparto se presentan durante el primer mes del puerperio o poco después, siendo muy relevante distinguir la depresión postparto de la disforia postparto (o postpartum blues), la cual es un trastorno transitorio muy común, presentándose en aproximadamente un 40 a 60% de las puérperas. Aparece los primeros días postparto, típicamente alrededor del tercer día, durando sólo algunas horas y, a lo más, un día o dos. Se trata de un estado en que destacan presencia de ansiedad, labilidad emocional o “sentirse más sensible”, y en ocasiones ánimo depresivo. En este cuadro los síntomas son autolimitados, por lo que en general no requiere tratamiento.

Existe una escala de screening de depresión postparto, que puede ayudar a detectar precozmente los casos sospechosos de esta enfermedad: la escala de Edimburgo,  a que se encuentra validada en población chilena. Un puntaje igual o mayor a 10 indica sospecha de depresión postparto y requiere evaluación por profesional de la salud mental, al igual que cualquier puntaje distinto de cero en la pregunta nº10. Enlace a Escala de depresión postparto del programa Chile Crece Contigo, Gobierno de Chile: https://www.crececontigo.gob.cl/wpcontent/uploads/2015/11/Escala-deDepresion-
Postparto-Edimburgo.pdf

 En cuanto a la prevención de la depresión postparto es muy relevante consultar si la embarazada o puérpera tiene antecedentes de cuadros depresivos en otras etapas de la vida, y en caso de mujeres que ya están en tratamiento, es fundamental no suspender la medicación de forma brusca, sino consultar, ya que existen medicamentos seguros de usar en etapas de gestación y lactancia. Una medida importantísima de prevención es fortalecer la red de apoyo en el postparto.
Esto significa priorizar vínculos saludables y que sean cuidadosos durante esta etapa, recibir ayuda en los cuidados del recién nacido, priorizando estos y el descanso de las madres. En esto es crucial el rol de la pareja y la importancia de la corresponsabilidad, así como el rol del estado y de la sociedad en cuanto a garantizar derechos que protejan a las madres y a las infancias.

El tratamiento de la depresión postparto consiste en medidas no farmacológicas
(fortalecimiento de redes, cuidado del sueño, entre otras) y psicoterapia orientada a
brindar apoyo a la madre, generando un espacio de contención y escucha para las diversas vivencias en curso, fortaleciendo en lo posible el vínculo madre-bebé. Según la severidad de los síntomas, las pacientes pueden beneficiarse también del uso de medicamentos, los que deben seleccionarse considerando su perfil de seguridad, utilizándose con frecuencia la Sertralina, que cuenta con la mayor evidencia favorable.

Es muy relevante visibilizar el gran porcentaje de síntomas depresivos en el postparto para poder intervenir a tiempo, mejorar el diagnóstico y tratamiento, así como disminuir los juicios y prejuicios respecto a los síntomas depresivos en las madres. Para lograr mayor bienestar en la etapa perinatal es fundamental el rol de la red de apoyo, entendiendo el papel que cumple toda la sociedad en esto.

 

Daniela Orellana

Psiquiatra perinatal en Casa de Parto

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